lunes, 11 de marzo de 2019

COMUNICACIÓN ESCRITA: LA LECTURA



INTRODUCCIÓN

La principal misión de esta asignatura es conocer, como futuros maestros, la manera adecuada de saber trabajar, fomentar y enseñar a desarrollar la competencia comunicativa, conformada por las cuatro habilidades lingüísticas básicas: hablar, escuchar, leer y escribir.

Tratadas en el bloque anterior la expresión y comprensión oral, englobándose en su contenido el hablar y escuchar, le toca el turno, en esta ocasión, a la lectura. Pero antes de entrar en materia, debería hacer alusión y explicación a que, el orden seguido para trastocar los diferentes bloques y sus respectivas destrezas comunicativas, viene fundamentado porque el lenguaje hablado es la base de la lectura, abordada en este bloque, y de la escritura, que abordaremos próximamente.

Para empezar, deberemos comenzar por definir el concepto de leer, qué es y qué se entiende por leer. Leer es interpretar, es relacionar, es tomar partido de lo que se está leyendo, es aprender, analizar, reflexionar y adquirir valores fundamentales… por lo que la lectura está compuesta por infinidad de micro-habilidades y micro-capacidades que deberemos saber explotar y trabajar en el futuro, tanto conjuntamente como por separado. En definitiva, leer, es comprender, entendiéndose el término comprender como interpretar lo leído a partir de unos conocimientos, unas intenciones y unas expectativas intelectuales y/o afectivas (Moreno, V. 2003).

Como podemos ir evidenciando, la lectura es una de las competencias lingüísticas más trabajadas en la Educación Primaria, pero de las que se obtienen peores resultados, tal y como se demuestra en los informes PISA y PIRLS, en los que se han realizado acuerdos internacionales para consensuar porqué ocurre esto y se dan tan bajos resultados, especialmente en España, obteniendo una media de un aprobado bajo, lo que hace reflexionar a maestros y maestras. Debido a estos resultados, se han generado acuerdos sobre la competencia lectora, creándose ciertas pautas y actividades para lograr mejorar y alcanzar el objetivo de la mejora de esta habilidad. Estas actividades y evaluaciones realizadas a nivel nacional sirven para ver que países tienen mejores resultados y poder, de esta manera, identificar que es lo que hacen bien para conseguir ese nivel, pudiendo trasladarlo posteriormente a los países que peores resultados obtienen.

Continuando con la competencia lectora, deberemos tener claro que existen dos tipos de lectura, dos procesos cognitivos diferentes con distintos objetivos y, por ello, deben ser trabajados por separado y diferencialmente:

·       Lectura silenciosa: el objetivo de esta competencia es comprender, en la que todos los procesos cognitivos se ponen en funcionamiento para favorecer esta comprensión à “Leo para comprender”.
En este tipo de lectura solo utilizamos los ojos para captar el mensaje escrito, sin realizar silabeo ni movimientos de labios, y en la que no necesitaremos leer todas y cada una de las palabras. Intentaremos comprender con la mayor velocidad y menor dificultad, el mayor número posible de palabras y, por lo tanto, relacionar las ideas del texto con las propias experiencias y elaborar el propio significado: lo que a nosotros nos dice ese texto (comprensión connotativa) (Labajo, I. 2019).
El objetivo principal de la lectura comprensiva o silenciosa no debe ser la lectura rápida, ya que esto es una consecuencia y no un fin, sino que debe ser la comprensión y una ampliación el campo visual para reducir el número de fijaciones que realizamos al leer, y como consecuencia, ganar agilidad lectora.

·       Lectura en voz alta: el objetivo es transmitir para que otros comprendan, por lo que está destinada a un público, teniendo una finalidad de auténtica comunicación. Es una competencia relacionada con la expresión, en las que se valora la transmisión correcta del texto y la intencionalidad del autor à “Leo para que otros comprendan”.
Este tipo de lectura, más lenta que la silenciosa, siempre deberá ser avisada con antelación y realizada tras haber hecho una previa lectura comprensiva. No deberá ser una frase descontextualizada, sino un apartado completo, con lógica para poder entender el sentido. Tras esta lectura, podrá identificar palabras o expresiones difíciles, pudiéndonos sentar con é y mostrarle como se pronuncia, subrayándolas para cuando le toque leerlas en alto esté atento gracias a su anticipación ocular y pueda abordarlas correctamente. Esta anticipación ocular deberá ser trabajada, de manera que logremos que el ojo siempre vaya por delante de la boca.
Por otro lado, será imprescindible practicar esta lectura en voz alta, trabajando aspectos como la postura, gestos, expresividad del rostro, el tono de la voz, volumen…realizándose pequeños ensayos delante del espejo o entrenar ante su familia. El día seleccionado para leer, deberá realizarlo delante de todos sus compañeros, que estarán únicamente atentos y concentrados en su lectura, participando y realizando una escucha activa del texto a tratar, pudiéndoles decir que posteriormente se realizará una serie de preguntas para trabajar la atención.


Citados ambos tipos de lectura, es hora de explicar cómo leemos. Para ello, deberemos mencionar los estudios realizados por el profesor Emile Javal, descubriendo que cuando leemos, no recorremos las palabras que componen un texto escrito de manera continua y regular, sino que nuestros ojos mientras leen, van dando realizando distintos tipos de movimientos de duración inapreciable a la vista. Mientras los ojos avanzan desde un punto a otro del renglón, no ven nada. Sólo cuando los ojos se detienen, captan una serie de signos (palabras, imágenes) y es en ese instante cuando se produce la lectura. Cada una de esas instantáneas paradas, se denomina fijaciones, y por lo tanto, cuantas más fijaciones realicemos al leer, más dificultades encontraremos en la lectura (Labajo, I. 2019).

Queda evidenciado entonces que al desarrollar el acto lector se realizan continuos movimientos oculares. El movimiento que se hace al leer es de izquierda a derecha, aunque existen otro tipo de movimientos, entre los que debemos destacar:
-      Movimientos de progresión: se trata de un movimiento discontinuo de los ojos, de izquierda a derecha, mientras se realiza el acto lector.
-      Movimientos de regresión: permite releer una palabra o una expresión mal percibida. Son movimientos contrarios de derecha a izquierda.
-      Movimientos de verificación: es un movimiento regresivo sobre una palabra o una imagen que no ha sido bien percibida
-      Salto de página: se trata de un movimiento de derecha a izquierda para cambiar de línea, realizándose al ir leyendo.

La cantidad de palabras o signos que los ojos perciben durante una pausa, recibe el nombre de campo de visión. El campo visual no viene definido solamente por el número de letras que el ojo percibe durante una fijación de forma nítida: visión directa, sino también por aquellas que no capta directamente, sino en relación con las que fueron bien vistas en la visión directa, captándolas de forma difusa, adivinándolas: visión indirecta (Sanz, M. 2001).


Una vez establecidos los dos tipos de lectura existentes y sus principales características, así como los tipos de movimientos oculares que realizamos al leer, llega el momento de adentrarnos en los procesos que existen para aprender a leer, diferenciándose primordialmente por la ruta que se utilice:

o   Ruta directa o visual: sigue el esquema texto-ojos-cerebro-comprensión. Se trata de la ruta que deberíamos realizar para la lectura silenciosa y, por tanto, comprensiva. Se realiza a través de fijaciones, por lo que es más rápida, no recibe distractores, enfocándose el mensaje a un significado.
Los aspectos que deberíamos trabajar si se utiliza esta ruta:
§  Atención
§  Memoria: corto plazo para relacionar las fijaciones; medio plazo para relacionar lo que estamos leyendo previamente; y largo plazo para relacionarlo con conocimientos adquiridos hace tiempo, implicando también sentimientos.
§  Habilidad visual: buscaremos la ampliación del campo visual para reducir el número de fijaciones, por lo que necesitaremos ejercicios de entrenamiento.

o   Ruta parcial o fonológica: obliga a ver todas las letras y reproducir la palabra completa en nuestra mente. La realizaríamos para la lectura en voz alta. Se necesita conocer las letras, sílabas y palabras, obligándonos a relacionar cada uno de los fonemas. Se necesita gran habilidad visual pero no son fijaciones lo que hacemos, sino que debemos pronunciar letra a letra. También es la ruta utilizada a la hora de escribir.

La importancia de tener consciencia y poder reconocer las rutas que utilice nuestro alumnado a la hora de leer, favorecerá el identificar cual de ellas es de la que más carece, de manera que tendremos trabajarla con más regularidad, ya que ambas, deberían haber sido adquiridas a la par. Si un alumno viene utiliza prioritariamente la ruta fonológica, deberemos trabajar la visual y viceversa, consiguiendo un equilibrio y dominio de ambas.

Además de conocer que ruta utilizan, también deberemos ser conscientes de los diferentes métodos que existen para aprender a leer, mencionando los sintéticos, analíticos o globales, y los métodos mixtos. El método ideal para enseñar correctamente a leer sería a través de un mixto de base analítica léxica, de manera que demos un argumento al aprendizaje del contexto alfabético a través de la palabra, debiéndose trabajar tanto elementos significativos como no significativos, trabajando lo visual y lo fonológico.

Conocer estos métodos es fundamental para entender cómo han aprendido a leer nuestros alumnos y poder identificar que dificultades o aspectos tienen menos desarrollados, para poder incidir en ellos y trabajarlos consecuentemente. La escuela debe propiciar y ayudar a preparar un camino en el que cada paso que supone el aprendizaje es una nueva manera de ser lector. Es imprescindible atender no solo a la comprensión, que es el resultado y el objetivo último de la lectura, sino también a los procesos fisiológicos y cognitivos que intervienen en el proceso (Labajo, I. 2019).

Otro aspecto que me debemos destacar son las inferencias. Las inferencias son un acto que realiza el receptor del mensaje para interpretar la referencia a partir de sus conocimientos, esquemas de valores, emociones y vivencias. De este modo se realiza una comprensión connotativa que, en el caso de los textos no literarios, debe tratar de enfocarse a la intencionalidad del emisor. El éxito de cualquier acto de comunicación depende en gran medida de la habilidad del oyente/lector de inferir lo que el hablante/escritor quiere decir (Labajo, I. 2019).

Gracias a las inferencias que realizamos al leer, conseguimos sacar consecuencias, deducir causas, anticiparse e intuir sentimientos, establecer conexiones lógicas y expresarlas con otras palabras… Son actos fundamentales de comprensión que permiten dar sentido a diferentes palabras, unir proposiciones y frases y completar las partes incompletas del informante ausente (P.H. Johnson).


Por último, hacer referencia a la manera que deberíamos de utilizar al evaluar la competencia lectora en nuestro alumnado, ya que al maestro de Educación Primaria le competen dar el salto de la lectura enseñada en Educación Infantil, realizándose, ya que debería ser capaz, su primer diagnóstico en cuanto a este acto lector. La nota de lectura en voz alta tiene que ser evaluada distintivamente a la de lectura silenciosa, han de ser dos notas distintas, pues son dos tipos de lectura completamente diferentes. La evaluación debe ser continua, y tendríamos que quedarnos únicamente con las últimas notas, las más recientes, que es donde podremos ver donde realmente está nuestro alumno. No deberíamos fijarnos en las notas de principio de curso, ya que no está en ese momento, ha aprendido y modificado muchas de las habilidades lectoras, ha evolucionado su forma y estilo de leer, y se encuentra en un momento y características distintas, y son estas últimas en las que nos tendríamos que fijar.


Debido a todo lo anteriormente citado, surge la idea de la actividad que se nos plantea realizar para este bloque, en la que se nos pide crear una unidad de lectura en la que podremos trabajar tanto textos no literarios continuos como no literarios discontinuos, con sus correspondientes actividades para fomentar la adquisición, dominio y mejora de las distintas habilidades lectoras.

Por todo ello, he decidido escoger un texto de cada, con el fin de poder poner en práctica los conocimientos adquiridos y crear dos unidades de lectura distintas.

El motivo por el que he decidido el curso de 6º de Primaria para el texto continuo viene condicionada porque, al ya tener adquirido una “buena competencia lectora”, dispondrán a su alcance artículos periodísticos tanto web como en formato físico de los que poder informarse y nutrirse diariamente, y considero que suministrarles este tipo de recurso favorecerá el acostumbrarse a trabajar con ellos o, incluso, crear verdadero gusto por su lectura.

En cuanto al texto discontinuo, he decidido abordarlo en 5º de Primaria pues creo que a esta edad empiezan a personalizarse mucho sus gustos, y entre ellos, el musical, por lo que puede ocasionarse la posibilidad de querer asistir a un concierto y puede ser beneficioso reconocer como es una entrada u otro soporte discontinuo, con el fin de analizar e identificar sus contenido y correspondiente significado.

Una vez conocido esto, procedo a mostrar las distintas unidades de lectura.



TEXTO NO LITERARIO CONTINUO

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TEXTO NO LITERARIO DISCONTINUO


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CONCLUSIÓN


Para comenzar, me gustaría citar la importancia de saber elaborar este tipo de unidades y actividades para trabajar la lectura en el aula, ya que, después de toda la información y contenidos estudiados, puedo darme cuenta de que verdaderamente se está enseñando muy mal a leer.

El poder conocer que tipos de lectura existen, las distintas rutas que se utilizan para desarrollar este acto lector, así como los distintos métodos usados para aprender a leer, han abierto un nuevo universo de conocimientos en mi que desconocía por completo.

Como futuro docente, seré consciente de todo esto e intentaré guiar a cada uno de mis alumnos por el buen camino para crear auténticos buenos lectores, aquellos que realmente son capaces de comprender y expresar para que otros comprendan, a través de la lectura silenciosa y en voz alta.

Haber desarrollado esta actividad nos ha puesto de cara a lo que en un futuro muy próximo podremos encontrarnos, y saber desenvolvernos con soltura y profesionalidad ante ello nos facilitará mucho el realizar un buen proceso de enseñanza-aprendizaje.

Por otro lado, he de decir que, al realizar las actividades, he podido comprobar que estas unidades lectoras están previamente estudiadas y consensuadas, por lo que no se posibilita su modificación. Pienso que principalmente los enunciados, deberían ser más flexibles ya que, si se desea realizar algún cambio para hacerlos más fáciles de comprender y se adapten a nuestro alumnado con mayor exactitud, debería poder realizar sin ningún inconveniente, siempre y cuando se respete la estructura, funcionalidad y objetivo de estas tareas.

Además, de nuevo volvemos a evidenciar que la competencia lectora debe ser una competencia multidisciplinar, y por ello, debe ser trabajada en todas las áreas del curriculum, potenciándose de esta manera todos los aspectos que la incumben. No solo hay que informar a los niños de lo que supone aprender a leer según este nuevo concepto lector, sino a todo el profesorado del centro y a los padres de los alumnos, para que no se den conflictos o confrontaciones metodológicas en la iniciación y el desarrollo de las habilidades lectoras (Labajo, I. 2019).

En nuestras manos como futuros docentes está el poder proporcionar a nuestro alumnado distintos tipos de texto, diferentes lecturas y diversas actividades como la realizada, con el fin de potenciar cada uno de los elementos, habilidades, soportes y materiales que puedan encontrarse en su vida, generándose de esta manera un aprendizaje global, un aprendizaje que involucra de lleno al acto lector, y de esta manera poder regular, igualar y mejorar su competencia lectora, y en definitiva, su capacidad cognitiva.

Este tipo de unidades desarrollada, hace que los alumnos no interpreten la actividad como una tarea escolar más, ni la traten como una materia curricular, sino como un pequeño espacio al día que dedican a leer y jugar con las palabras, desarrollándose dentro de un marco lúdico en el que disfruten aprendiendo y motivados con lo que están haciendo (Sanz, M. 2001).

Es imprescindibles que, antes de mandar leer a nuestros alumnos, les digamos para que van a leer, para que sepan que lo que van a realizar es por un fin y causa justificada, y de esta forma puedan apreciar la importancia del acto lector, interesándose plenamente en él. Nuestro trabajo como docentes es el hacerles ver cómo han de leer cada uno de los textos que les proponemos y darles pautas y técnicas que les permitan obtener el máximo rendimiento de una determinada actividad.

Por otro lado, creo necesario mencionar la manera en que llevaríamos a cabo la evaluación de tales unidades de lectura, siendo a través de una tabla de observación, en la que recogeríamos aspectos como la comprensión literal y la comprensión inferencial, y otros como la atención, la semántica, especialmente la léxica a partir del texto, y la habilidad visual. Además, la mejor manera de evaluar y, a su vez, de que aprendan y mejoren su trabajo, es compartir estrategias, en las que poder nutrirse todos de todos de manera que conozcan cual es la manera que tienen sus compañeros de resolver las actividades y retos planteados, trabajando de esta manera diversos ejercicios de metacognición, pudiendo comprender su propia forma de comprender y, de esta manera, aprender a aprender.

Por último, me gustaría agradecer a nuestra profesora todos los materiales aportados que cada día y en cada bloque nos posibilitan el poder contemplar materiales reales usados para educar, así como documentos y diversos recursos que facilitan la comprensión, evaluación y aprendizaje de los contenidos tratados.



BIBLIOGRAFÍA / WEBGRAFÍA

Labajo, I. (2018). Didáctica de la Lengua Española. Madrid. CSEU La Salle.

Labajo, I. (2017). Textos completos para entrenamiento y evaluación de la lectura en voz alta. Madrid.

Sanz, M. (2001). Hacia la lectura jugando. Primeras noticias. Literatura Infantil y Juvenil. Número 178 (pp. 59-61).

Fornet, O. (2019). Explorando el abismo helado de Groenlandia. El mundo. Recuperado de: https://www.elmundo.es/deportes/nieve/2019/03/15/5c8b9fd921efa00c5a8b45e1.html

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