INTRODUCCIÓN
Como se citó en el bloque anterior, la misión principal de esta área
curricular es conocer, como futuros maestros, la manera adecuada de saber
trabajar, fomentar y enseñar a desarrollar la competencia comunicativa, compuesta
por las cuatro habilidades lingüísticas básicas: hablar, escuchar, leer y
escribir.
Tratadas en los bloques anteriores la expresión y comprensión oral,
englobándose en su contenido el hablar y escuchar; y también la lectura,
descubriendo los distintos métodos para aprender-enseñar a leer y los
diferentes tipos de lectura que existen; es hora de hacer referencia a la esperada
escritura.
Pero antes de entrar en materia, debería hacer alusión y explicación a
que, el orden seguido para trastocar los diferentes bloques y sus respectivas
destrezas comunicativas, viene fundamentado porque el lenguaje hablado es la
base de la lectura, abordada en el bloque anterior, y de la escritura, que
abordaremos en la presente entrada.
Para empezar, deberemos distinguir entre dos conceptos muy presentes
en el ámbito de la comunicación escrita. Por un lado, el término escritura es el proceso por el
que se pasa de la posesión interna de un concepto, idea o pensamiento a la
transformación de ese concepto, idea o pensamiento mediante una codificación de
símbolos gráficos, con intención comunicativa. Los procesos generales llevados
a cabo durante la escritura originan la producción de palabras y la creación de
textos con una finalidad comunicativa. Por otro lado, debemos definir con la
misma importancia que el término escritura a la grafomotricidad, siendo esta utilizada únicamente en la
escritura manuscrita y, por tanto, definiéndose como un control motor asociado
a la grafía, que implica direccionalidad, tono muscular, coordinación
visomotora y ubicación espacial (Labajo, I, 2019). En resumen, la
grafomotricidad sería el movimiento que realizamos y la propia escritura, el
resultado.
Por consiguiente, escribir es un proceso y tenemos que hacer
conscientes de ello a los estudiantes. Para ello, es necesario saber para qué y
para quién se escribe, y sobre qué se quiere escribir, es decir, el escritor se
sitúa en relación con el contexto entendido como ámbito de comunicación. La
planificación, selección de contenidos, organización del texto, y de la adecuación
a los destinatarios se hará de acuerdo con lo que se proponga, surgiendo de
esta manera la intención y finalidad comunicativa. Otro aspecto que interviene es la interacción
oral, siendo un instrumento imprescindible para aprender a escribir. En estas
situaciones de interacción oral, los alumnos utilizan el lenguaje para hablar
de los textos que producen, es decir, están usando la lengua en su función
metalingüística (Camps, A). La única forma de aprender de verdad es creando
conflictos cognitivos, surgiéndose la necesidad de resolverlos y sepan explicar
el porqué y cómo pueden ser resueltos, de aquí la importancia del intercambio
comunicativo entre personas, dando origen a una figura de mediador entre las
relaciones sociales, en este caso, el docente.
Al igual que en la competencia lectora, en la escrita también existen
distintos métodos para adquirir y aprender dicha competencia.
En los métodos de escritura sintéticos, se parte del código para
llegar a la comunicación, priorizándose el código sobre el objetivo de la
escritura. Al contrario, los métodos analíticos, parten de la comunicación para
llegar al código, por lo que respetan el momento evolutivo, siendo los métodos
que más se adecuan y adaptan al desarrollo y evolución natural del niño.
Al mismo tiempo, los métodos de base constructivista, relacionan
íntimamente la lectura con la escritura, tratan de motivar al alumno para que
lo haga por sí mismo, apoyándose en los siguientes momentos (Labajo, I. 2019):
· Aproximación global al lenguaje escrito: tener la oportunidad de tomar
contacto en forma natural con el lenguaje escrito, reconociéndolo de forma
ideovisual.
· Enfrentamiento analítico con material escrito: tomar contacto con
materiales variados, y estableciendo su análisis y comparación para descubrir
criterios desde los cuales entender la escritura. Por esta razón es tan
importante ofrecerles alfabetos con distintas tipografías.
· Leer y compartir significados: conversar acerca del significado de lo
leído, discutiendo diferentes interpretaciones y recurriendo al texto en caso
de dudas, para llegar a acuerdos.
· Escritura espontánea: hacer uso de lo que saben del lenguaje escrito,
como puedan y cuando lo sientan necesario o funcional, produciendo diversidad
de escritos en forma libre, de acuerdo al contexto o situación de aprendizaje.
Por todo lo citado hasta el momento, como ocurría en la escritura, es
de suma importancia conocer y descubrir por que método aprendieron a escribir
nuestros alumnos en relación con la motricidad y la comunicación escrita y, de
esta manera, poder potenciar aquellos aspectos en los que carezcan más.
Del mismo modo, podríamos enunciar que la forma de comunicación
escrita no es connatural, por lo que debemos aprenderla y que se nos sea
enseñada, siendo este un proceso lento y complejo que debe iniciarse a edades
tempranas, y para adquirir su dominio, deben darse progresivas adquisiciones en
el plano motor, cognitivo, afectivo y social. La escritura, además, nos permite
conservar algo en la memoria, para que no caigan en el olvido, al mismo tiempo
que nos posibilita una comunicación diferida en otro espacio y medio.
Aprendemos a escribir debido al origen y necesidad de la intención
comunicativa, necesaria y fundamental para poder comunicarnos, hay que querer
comunicar algo para poder decirlo. Por esta razón es por la que los modelos
constructivistas son los más adecuados, porque se enseña a escribir para
comunicar lo que los aprendices quieren comunicar.
Comentado todo el “marco teórico” relacionado con el tema a tratar, es
hora de centrarnos un poco más en esta competencia, y concretamente, en la
grafomotricidad. Como decíamos, la grafomotricidad hace referencia al
movimiento que realizamos al escribir. Durante su aprendizaje y
perfeccionamiento, intervienen 3 factores distintos que es necesario enunciar
(Labajo, I. 2019):
·
Factores
físico-fisiológicos: relacionados con los
niveles de desarrollo tanto generales (regulación tónico postural y kinésico)
como específicos (psicomotricidad fina). Debemos respetar la maduración progresiva
de los movimientos fundamentales y accesorios, y trabajar la fuerza, tono,
movimientos y velocidad del trazo.
·
Factores
psíquico-cognitivos: el nivel de
desarrollo intelectual y de lenguaje interviene en la simbolización y en la
correspondencia entre sonidos y grafemas, a partir de los fonemas,
favoreciéndose la copia y autonomía en los tratos y la correcta realización de
las grafías. La organización del pensamiento es de gran importancia,
afectividad y motricidad se integran entre sí.
·
Factores socioculturales: tener en cuenta el tipo de letra usada en el ámbito social que rodea
al niño, siendo la letra de imprenta la dominante en la experiencia infantil.
Una vez remarcado el término grafomotricidad, sus distintas
características y los factores que intervienen en su desarrollo y
perfeccionamiento, debemos hacer especial mención a la caligrafía, pudiéndola definir como “una proyección de la
grafomotricidad”, en la que interviene escribir con una letra bonita y que
caracteriza a una persona, pudiendo ser vista como una carta de presentación,
una habilidad que puede decir mucho de la persona que la realice.
Tanto en la grafomotricidad como en la caligrafía, intervienen
distintos aspectos básicos que son imprescindibles resaltar, tales como:
! Postura y hábitos: el escritor deberá permanecer en una posición cómoda y respetando la
morfología natural del cuerpo, utilizando un mobiliario adaptado a su tamaño,
para favorecer una correcta posición de los útiles, colocación postural y movimientos.
! Movimiento gráfico: es un desarrollo kinestésico (a través del tacto), realizándose
movimientos de avance de izquierda derecha del papel y a movimientos de
inscripción durante el trazo de las letras.
! Presión: debe ser relajada, sin hacer demasiada fuerza, para evitar posibles
lesiones musculares. Para ello deben utilizarse distintos útiles y trabajar el
control de la presión. El agarre del útil deberá corregirse siempre y cuando
pueda afectar muscularmente al alumnado.
! Velocidad: depende de la edad y el entrenamiento, orientación, forma, longitud
de los trazos y el tipo de letra.
! Ritmo: depende del movimiento de los dedos, se mejora a través del
entrenamiento.
De todo lo citado con anterioridad, surge el motivo principal de la
actividad a realizar para este nuevo bloque, trabajar con tres alumnos de
distintos cursos (2º, 4º y 6º de Educación Primaria), para mejorar su letra,
consiguiendo que sea legible (pueda ser leída) para cualquier persona, tanto
ellos como otras personas, logrando liberar el trazado de su caligrafía,
dominar la dirección, y adaptar/organizar su escritura a la pauta establecida,
alcanzando una buena grafomotricidad en nuestro alumnado. Por lo tanto, el objetivo principal de esta actividad es mejorar y desarrollar la grafomotricidad.
En esta ocasión, no es que no demos importancia a la expresión escrita
y a la ortografía, sino que, para mejorar y reforzar una destreza, debemos entrenarla concreta y diariamente,
trabajando y practicándola a través del modelado (copiado) de distintos tipos
de oraciones y/o textos cortos. Para ello, se organizará la tarea utilizando diversos
materiales (útil y soporte) para potenciar todos los aspectos y habilidades
comprendidas en esta competencia, realizándose un trabajo mecánico diario con
una duración de entre unos 5-15 minutos, hasta considerar que se ha producido
un avance y mejora en su escritura.
Al mismo tiempo, a la hora de trabajar con alumnos con retraso
escritor, deberemos tener en cuenta todos los procesos que forman parte de la
escritura, tanto los psicocognitivos (lateralidad, percepción y discriminación
visual, direccionalidad izquierda-derecha, coordinación viso-motriz y
óculo-manual…), como motores (control tónico, capacidad de inhibición motriz,
destreza manual y digital, presión correcta…), con el objetivo de conocer a la
perfección en que momento se encuentra y poder focalizar y reforzar los
aspectos en los que más dificultades tiene.
Algo que es sumamente relevante para realizar este tipo de actividades
de refuerzo caligráfico, es el aspecto motivacional, el cómo vamos a animar y
motivar al alumno para que realice sus tareas y no las interprete como unos
deberes que tiene que hacer por obligación. Es por ello, por lo que tendremos
que conocer bien a nuestro alumnado y apoyarnos en sus intereses para que, de
ahí, surjan las ideas para llevar a cabo una temática en la tarea atractiva y
con la que disfrute. Además, la mayor motivación que recibirá, será poder
comprobar, pasado un tiempo, su propia evolución con respecto al punto de
inicio, a través de unos deberes lógicos y con sentido.
Es importante que nuestro alumnado sea consciente y, si no, hacerles
conscientes, de que todos somos distintos, y que absolutamente todo ser humano
tiene unas habilidades y otras en las que se puede y debe mejorar, algo en lo
que tienen que trabajar. Por esta razón, este alumnado con retraso escritor, no
debe sentirse distinto ni discriminado por tener que trabajar más en este
aspecto. Siempre que comuniquemos a cualquier alumno algo en lo que debe
trabajar para mejorar, deberemos hacerlo desde el cariño y siendo respetuosos, para
no afectar a su autoestima y, como consecuencia, perder las ganas de realizarlo
por sentirse inferior al resto de compañeros. De esta forma, lograremos que el
alumno se sienta apoyado y conseguiremos esa parte motivacional a través de
continuos refuerzos positivos y de su propio conocimiento de automejora,
trabajando la competencia de aprender a aprender, a través de un aprendizaje
significativo para él.
Otro aspecto que deberemos tener muy en cuenta, es que las familias
mantengan una colaboración constante y continuada durante todo el proceso de
refuerzo, apoyando a su hijo, motivándole, animándole, revisando que realice la
tarea…del mismo modo que, como pasaba con la competencia lectora, la escrita
también es una competencia multidisciplinar, por lo que hacer conscientes a
todo el equipo docente del retraso de este alumno y que todos funcionemos como
uno mismo será de crucial relevancia para que consigamos la mejora y
consecución del objetivo.
Una vez conocidos los distintos contenidos,
conocimientos y aspectos tratados, procedo a mostrar las distintas actividades
para mejorar la escritura:
2º DE PRIMARIA
Para empezar, los principales
posibles problemas que puedan darse en un alumno a estas edades, suelen venir
provocados por no haber interiorizado el trazado de algunas grafías durante el
aprendizaje de la escritura en su etapa infantil, ocasionándose una mala letra.
Por ello, al identificar estos
problemas, procederemos a tener una conversación en privado con el alumno para
hacerle saber el retraso que tiene y transmitirle la importancia que tiene
trabajar la caligrafía para un futuro, siempre siendo amables y con un trato
cercano, comprensible y adecuado.
Como este pequeño retraso lo
observaríamos nada más empezar el curso, podríamos hablar con el lo antes
posible, y motivarle de manera que, debido a que las navidades estarían
próximas, animarle a mejorar su grafomotricidad para de esta manera conseguir
realizar una letra mucho mejor y más legible, con el objetivo de que la carta
de los Reyes Magos pueda ser comprendida y los reyes sepan que es lo que quiere
que le regalen.
Con esta intención, y
basándonos en sus intereses, sabríamos que a este joven le entusiasma jugar al
fútbol, y en especial, es un fiel seguidor del Real Madrid, por lo que
aprovecharemos este aspecto para potenciar y apoyarnos al realizar las tareas
diarias en ello, realizando distintas frases sobre datos anecdóticos de este
equipo, relacionado con trofeos, jugadores, campeonatos, fichajes…
Antes de comenzar con la tarea,
para asegurarnos de que la actividad no le llevará más de 10 o 15 minutos,
haríamos una prueba con él para comprobar esto, debiendo realizar una de las
planas con nosotros y, así, además podríamos comprobar si la fuente que hemos
elegido se adecua a su grafomotricidad personal.
Por un lado, la fuente que
usaríamos debería ser una letra ligada, ya que es lo que viene haciendo desde
Educación Infantil, por lo que deberíamos continuarla al menos hasta asentar y
solucionar los trazados en los que falla. Sin embargo, si desde Educación
Infantil se ha trabajado con letra desligada, deberíamos continuar con este
tipo de caligrafía, debiéndole ofrecer una tipografía distinta.
La letra, como ya hemos dicho,
sería ligada para este caso, y la fuente que trabajaríamos sería tipo MeMima o Massallera, escogiendo definitivamente
la Massallera debido a que no es tan redondeada como la MeMima y, además,
comienza a separar algunas letras, no estando completamente unidas todas ellas,
pudiendo en cursos superiores utilizar progresivamente una letra desligada y no
costarle tanto interiorizar este tipo de grafía.
En cuanto al material a
utilizar, usaríamos una plana de tamaño A5 tipo cuartilla, ya que resulta mucho
más fácil de manipular para este alumnado debido a su tamaño y manejabilidad.
Comenzaríamos con una pauta Montessori,
utilizando inicialmente unos límites
inferiores y superiores para marcar el límite de las letras, generándose un
mayor control del trazo y trabajando el tamaño ideal de la caligrafía. Al utilizar esta pauta, deberemos indicarles concretamente cual es el espacio donde deben comenzar a escribir, ya que al presentarse 3 líneas, puede causar confusión. Posteriormente, podríamos quitar estas líneas limitantes y pasar a un papel pautado de doble línea.
El tipo de útil que usaríamos
sería un lapicero tipo B o HB, ya
que son útiles que nos dan continuidad y suavidad en el trazo, debido a que
tienen una dureza media creando un trazo oscuro y grueso, siendo muy fáciles de
borrar si hubiera equivocaciones. Si viéramos que el alumno en cuestión
realizara demasiada presión, podríamos ofrecerle un rotulador tipo carioca para trabajar este exceso de fuerza en el
trazado de su caligrafía, ya que, al apretar demasiado con un rotulador de este
tipo, la punta se abre y desprende más tinta, llegando incluso a despuntarse y
romperse.
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4º DE
PRIMARIA
Las principales causas que puedan
desembocar en un retraso grafomotor en un alumno de esta edad es el problema
que origina el cambio de un útil a otro, en este caso, del lápiz al bolígrafo,
con el que deberá ir familiarizándose pues será el material que utilizará el
resto de su vida.
En
cuanto a la motivación y explicación de su retraso escritor, lo llevaría al
terreno de que, en muchas ocasiones, cuando trabaja cooperativamente con sus
compañeros o corregimos en el aula, sus compañeros no pueden leer lo que ha
escrito porque ni el mismo entiende su letra, originándose una gran necesidad
de mejorarla cuanto antes. Por esto, deberemos trabajarla en casa un ratito
todos los días y con esto conseguiremos que todo el mundo entienda su letra
para que no vuelva a ocurrir esta situación.
Como
este chico tiene mucha imaginación y le encantan los cuentos, plantearía un
concurso de cuentos en nuestra aula, que podría ser trasladado a nivel de ciclo
e incluso de centro. Por ello, necesitamos que, para que todo el mundo pueda
leer sus cuentos, tenemos que entenderlos. Para ello, le daría pequeños
cuentitos, poesías o trabalenguas, que puedan interesarle para que modele su
escritura a través de su copiado. Los trabalenguas, por lo general, son muy
cortos, por lo que podríamos entregarle varios para el mismo día, nunca
superando los 10-15 minutos estipulados para la tarea.
En este momento evolutivo, tanto
cognitivo como caligráfico, posibilitaríamos el dar a elegir al alumno cual
sería la fuente que desea realizar, ya que su caligrafía está evolucionando y
lentamente personalizándose, debiendo ofrecerle la opción de realizar una letra
ligada y desligada. Este alumno ya poseería unos patrones gráficos de cada una
de las letras, una forma de realizarlas, de escribirlas, por lo que las
tipografías que le ofreceríamos deberían ser similares a la que realiza
actualmente, para no romperle los esquemas que ya tiene interiorizados y poder
deconstruir su propio y personal modo de escribir. De esta manera,
conseguiremos que se deshaga de los malos hábitos, tales como la excesiva
presión y movimientos gráficos que le dificulten, para lograr adquirir los
nuevos a través del modelado de esta nueva y original tipografía. Entre las
distintas tipografías, he decidido escoger Affectionally
Yours, Abecedary, Belle Allure Script 2i o Chalkduster.
El
material que utilizaríamos sería de tamaño A4, para que vaya familiarizándose
con el soporte estándar, ofreciéndole una pauta Montessori cuadriculada, a modo
de introducirle en este formato de cuadros pero lentamente, para que no existan
confusiones al ver tanto cuadro junto. Posteriormente, procederíamos a
entregarle una hoja cuadriculada completa, ya que este soporte podría ayudar a
distribuir el tamaño de las letras y el espacio entre líneas en función de sus
necesidades, pues es a estas edades cuando la capacidad de dominar el espacio
gráfico es mayor, ampliándose el contenido de las tareas a realizar y
necesitando, por consiguiente, más espacio donde poder escribir. Si viéramos
que el alumno avanza con rapidez, podríamos introducirle hojas de una sola línea.
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Por
otro lado, también le marcaría los márgenes laterales para que vaya haciéndose
una idea de lo que deberá hacer y cómo presentarlo en un futuro.
En
cuanto al útil, procederíamos a entregarle un bolígrafo borrable, tipo Pilot
Frixion, que ofrecen tinta líquida con lo que deberán controlar su presión y
además son fácilmente borrables. De
igual manera que con el alumno de 2º, si realizara gran presión, deberíamos
alternar el bolígrafo con un rotulador tipo carioca, hasta conseguir que la
fuerza realizada para escribir sea la adecuada, dominando este aspecto por
completo.
6º DE
PRIMARIA
El
problema que suele originarse en estas edades, es el cambio de letra que realizan
los jóvenes, queriendo personalizarla y darle un toque de identidad único,
ocasionándose a veces una regresión y como consecuencia una mala caligrafía. Es
por ello por lo que debemos darnos cuenta y cuanto antes comenzar a tratarlo,
posibilitándoles distintos refuerzos para así mejorar este retraso grafomotor.
Surge
entonces el caso de este alumno de 6º de Educación Primaria, que al cambiar de
letra está realizando una caligrafía bastante peor a la que venía haciendo y,
por esta razón, la presentación de sus trabajos ha ido a peor, llegando al
punto de que en muchas ocasiones es dificultoso leer sus palabras. Además, está
a punto de pasar a secundaria y por ello tiene que realizar una caligrafía
legible y clara, ya que puede que los profesores de secundaria puedan llegar
incluso a no corregirle algún examen o trabajo por la mala presentación.
Al
igual que a los alumnos de los otros cursos, deberíamos hacérselo saber,
hablando con él y comunicándole lo que está pasando, transmitiéndole la
necesidad de ayudarle a mejorar y que puede superar este problema con creces,
pues es muy válido.
Además,
para motivarle, en ese centro se realiza un periódico con todos los alumnos del
centro, y a los de 6º curso les toca hacer la transcripción para el periódico
oficial de las distintas secciones por ser los mayores, encargándose cada
semana un alumno de trascribir una de ellas, por lo que el día que le toque a
él deberá hacerlo lo mejor posible para que todo el mundo pueda entenderle.
Por
otra parte, estas noticias que saldrán en las secciones, deberán realizarse a
través de diferentes entrevistas a los alumnos del colegio, funcionando como
reporteros durante el periodo de tiempo que les toque esta función, teniendo
luego que comunicar a los transcriptores todo lo que se haya dicho a través de
un informe, por lo que, de nuevo, deberá entenderse su letra.
Para
mejorar su letra, le entregaríamos distintas noticias cortas que debería
copiar, tipo a las que realizará cuando le asignen la función de transcriptor y
reportero. Como le encantan las videoconsolas, estas noticias tendrán relación
con ellas y los distintos videojuegos que vayan saliendo, por lo que ganaremos
su interés y motivación.
Además,
a este alumno, iniciaríamos el trabajo de refuerzo entregándole nosotros mismos
los materiales, pero según pasara el tiempo, debido a su edad, podríamos
otorgarle la responsabilidad de tener que realizarse el mismo el material para
trabajar, realizando el modelado a través del ordenador, imprimirlo, y
posteriormente, copiarlo para entregarlo.
Con
este alumno, comenzaríamos la tarea con hojas cuadriculadas para marcar unos
límites espaciales para su letra y, posteriormente, pasaríamos a utilizar un
folio con falsilla, de manera que se acostumbre al soporte que utilizará el
resto de su vida.
El
tipo de útil a usar sería el bolígrafo borrable, y posteriormente un bolígrafo
BIC. Del mismo modo, si viéramos que realiza excesiva presión al escribir,
podríamos combinar el trabajo con la utilización de una pluma, la cual, al
escribir, si apretamos demasiado, se abren los biseles y expulsa más tinta de
la cuenta, ocasionando manchurrones, por lo que debería controlar la presión
para no estropear las copias.
En
cuanto a la tipografía a utilizar, dependerá mucho de la letra que él haga, ya
que deberíamos elegir una fuente que se asemeje a sus trazos y movimientos ya
interiorizados, facilitándole la adquisición y perfeccionamiento de la nueva
caligrafía, pero apoyándonos en lo que ya conoce de antemano. También deberemos
entregarle distintas tipografías, que resulten atractivas para él, y en las que
pueda elegir cual le gusta más y se pueda identificar con ella. Para ello,
deberemos analizar su letra, fijándonos en el grosor, tamaño, inclinación…debiendo
adecuar la nueva tipografía y amoldarla a su letra original. En el caso de que
al alumno, no le gustara la letra que inicialmente eligió, le daremos la
posibilidad de cambiar de tipografía a una que se ajuste más a sus gustos y a
la comodidad del trazado, pudiendo realizar cambios un máximo de 3 veces.
Entre
los distintos tipos de letra contemplados, algunos ejemplos de los que
podríamos mostrarle serían Honeymoon, Apple Chancery, Lisbon Script, Teachers
student, Pw ScolarPaper….
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Antes de comenzar con la tarea,
convendría hacer una hipótesis de trabajo, una observación, evaluación y análisis previo para obtener
información sobre las dificultades que tiene y poder focalizar un poco lo que
le vayamos a pedir. También tendríamos que ver cuanto tiempo tarda en hacer una
plana tipo, calculando lo que le va a llevar realizar esa copia, para aproximar
el tiempo que deberá emplear diariamente a completar la tarea.
Para
evaluar estas tareas de refuerzo caligráfico, nos sentaríamos al menos una vez
a la semana con el alumno. En estas reuniones, lo que veríamos sería los
distintos progresos y avances que ha realizado durante la semana transcurrida.
Le enseñaríamos todas las planas que hubiera hecho y las correcciones marcadas
por el docente, en este caso nosotros, comentando y mostrándole sus avances,
cosas que podría mejorar y otras que hace correctamente, siempre reforzándole
positivamente y animándole a seguir haciendo la tarea para lograr el objetivo
final, mejorar su caligrafía.
Nunca
deberemos tener en cuenta estos ejercicios caligráficos para la nota de clase,
ya que es una tarea extra de refuerzo y, por tanto, sería voluntaria, aunque
aconsejable para solventar ese retraso de la habilidad grafomotriz presente en
el alumno. Una vez que veamos que nuestro alumno haya mejorado, podría dejar de
llevárselo para casa, ya que lo seguirá practicando diariamente en clase,
aunque no deberemos dejar de observarle y seguir motivándole.
Siempre
deberemos ofrecerle un feedback mientras contemplamos su trabajo y realizamos
las correcciones, al igual que deberemos estar en comunicación con la familia
para que nos comunique como le ven ellos al realizar las tareas en cuestiones
de comportamiento y motivación.
Para
corregirlo, utilizaríamos la técnica del boli rojo y boli verde, en la que las
letras o palabras que podrían ser mejoradas se marcarían con un bolígrafo rojo,
mientras que con el bolígrafo verde se subrayarían las que ha hecho
correctamente, de manera que, por cada cosa señalada como mejorable, hubiera
una buena, equilibrándose los colores. No es lo mismo una hoja con correcciones
rojas que una con colorines, motivándole a conseguir que todas sean verdes, a
modo de autosuperarse y mejorar.
Si
el alumno es mayor, podríamos enfocar esta corrección de otra manera, marcando
los errores mediante una señal al inicio de la línea, para que él mismo sepa
que existe un error en lo escrito y fuera capaz de localizarlo, reforzándose la
competencia de aprender a aprender, pudiendo ser consciente de sus propios
fallos para no volver a repetirlos.
Entre
los distintos aspectos que podríamos fijarnos como docentes, tanto antes de
empezar a realizar este tipo de refuerzo, como durante y después de él, así
como con el resto de alumnos y no solamente con los que presenten un retraso
grafomotor, sería todo lo relacionado con postura, disposición del papel,
destrezas manuales, hábitos que realiza, orden y limpieza en la escritura, presión,
proporción del tamaño de las letras acorde al papel, espacios que hace entre
palabras… Si contempláramos alguna seña de que estos ítems no se cumplen o se
realizan de mala forma, deberíamos corregir a nuestro alumnado dichos aspectos
para conseguir mejorarlo y que no fueran a peor.
Al
realizar todas las planas en hojas sueltas, cada semana podríamos ir uniéndolas
y conformando un cuaderno con todos sus trabajos, de forma que pudiera ver
perfectamente como ha ido evolucionando su grafomotricidad. Además, de este
modo, podríamos tener constancia y un archivo de todos ellos para posibles
labores de investigación.
CONCLUSIÓN
Una vez
más, y como de costumbre en esta asignatura, se nos ofrece la posibilidad de
hacer crecer a nuestro alumnado, en este caso, a través de la comunicación
escrita.
Son
muchas las formas que todos hemos vivenciado al aprender a escribir, y otras la
infinidad de veces que nos han hecho saber que nuestra caligrafía no era la más
adecuada, y que deberíamos mejorarla. Pero son escasas las ocasiones que se nos
han planteado tareas de refuerzo como las originadas en este bloque, trabajo atractivo,
motivador, basado en el interés del propio alumno, ofreciéndose un modelo a
seguir para estructurar y potenciar la mejora de las habilidades grafomotrices
de todos nuestros alumnos, pudiendo actuar consecuentemente ante la presencia de
distintos retrasos en la escritura.
Se va
conformando en nuestro interior un perfil de un maestro sabio y rico en recursos
con los que poder solventar prácticamente cualquier déficit o problema que
exista en nuestro alumnado, pudiendo utilizar todas las actividades que hasta día
de hoy hemos realizado (y las que quedan) en nuestro futuro docente, para no
hacer lo que hicieron con muchos de nosotros.
Siempre
se nos intenta inculcar el arte de la escritura a través de repeticiones, de
rellenar cuadernos monótonos a través de movimientos gráficos siguiendo líneas
de puntos, realizando círculos, espirales…pero no se nos ha mostrado jamás como
hemos aprendido a través de esta actividad, cómo hemos avanzado, y menos aún lo
hemos realizado a través de nuestra motivación e intereses, pudiéndose haberse
desarrollado una tarea de mejora y refuerzo, mientras disfrutábamos trabajando
con un soporte que es llamativo y enriquecedor.
Considero
que el papel del maestro debe funcionar como un guía, un facilitador de
materiales que ayude a reforzar y mejorar continuamente, tanto la competencia
comunicativa, como cualquier otra competencia o aspecto que involucre el
desarrollo de cualquier alumno. Es por esta razón por la que debemos
implicarnos completamente en la educación de las personas que pondrán a nuestro
cargo, intentando hacerles crecer hasta obtener lo máximo a lo que aspiren, y
de llegar a conseguirlo, gran parte será gracias al interés y trabajo que
realicemos nosotros como futuros docentes. Como dice nuestra maestra Irune Labajo
“La didáctica usada por el maestro y la secuenciación de las actividades, determinará
enormemente los avances en el aprendizaje”.
También
creo necesario recordar, como ya hemos visto en el anterior y en el presente
bloque, que todas las competencias comunicativas son de aspecto
multidisciplinar, y el centro escolar en general, y cada docente particularmente,
debe estar comprometido con el fin de sacar el máximo de nuestro alumnado en
todas y cada una de las áreas, implicándose al máximo en la formación de los
chavales.
Tras el
estudio de este bloque, me doy cuenta de que realmente no existe ningún proceso
estandarizado para aprender a escribir, pero si es cierto que el método
caligráfico y las distintas tipografías que deberían ser enseñadas en la
escuela tendrían que ser desligadas, ya que son las que comúnmente nos
encontramos y vemos a diario. También deberíamos proporcionar al comenzar a
enseñar a leer, aunque esto compete más a las maestras de educación infantil
que de primaria, un alfabeto con distintas tipografías de las distintas letras
para que puedan reconocerlas al verlas en su entorno más cercano, de manera que
no solo se limiten a conocer las “típicas” que se enseñan en la escuela, sino
que puedan disponer de un gran abanico de tipos de representación de estos
símbolos, por los cuales se produce la escritura.
De igual
manera, considero que la parte más complicada y costosa de esta actividad sin
duda es elegir ese reforzador, ese aspecto que generará la motivación e interés
de nuestro alumno, y para ello, deberemos conocerles lo máximo posible, y esto
conlleva una integración, comunicación e involucración completa dentro del aula,
necesaria para lograr una correcta educación y desarrollo en nuestro alumnado.
BIBLIOGRAFÍA
/ WEBGRAFÍA
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